Este no es el final de este blog, ésta es la continuación porque la vida que se hallaba dentro de mí ya no está pero la gestante ilusión de libertad sí. Por ello, seguirá siendo órgano de expresión y lucha.
Me siento más que nunca perteneciente al ciclo, lo comparto, lo gozo, lo soy y lo vivo. Por eso y porque el ciclo aún no se ha cerrado, seguiré aquí...
Podremos debatir y opinar sobre aspectos pertenecientes a los temas de los textos propuestos... Por eso...
MUJERES LIBRES DE EXTREMADURA...
SEGUIMOS EN LUCHA...
domingo, 24 de mayo de 2009
domingo, 26 de abril de 2009
Niña pero con un corazón distinto
¡Hola niña linda! ¡Hola Itzá Jara! Pequeña itzá, de nombre guerrero y espíritu gaiático... qué de cosas contarte y el porqué de hacerlo... pues bien bebita linda... todo empezó hace unas semanas con el creciente nerviosismo y expectativa de tu sexo. Niña. 23/4/09.
Tras la alegría vino el shock, la desesperanza, la incertidumbre y el sentimiento extraño de no habitar este cuerpo...
Fue duro entrar en contacto con la gran máquina productora de sanaciones rápidas, concisas, urbanas... El paso por el maltrato a mi útero tuvo consecuencias imprevistas, recuerdo aquella habitación llena de gente, aquellas batas blancas a la búsqueda de la patología desconocida, recuerdo aquella infeliz negándome la imagen de tu cuerpecito, el olor de la tensión entre ellos... distinta, bastante distinta...
En ese momento, tu padre y yo pensamos que serías distinta pero feliz, luchadora y requetelinda, que aquello no variaría para nada nuestros deseos de verte nacer como queríamos...
Lo peor vino después. Un dibujo de tu corazoncito reveló la gravedad del asunto y el hachazo profundo a la ilusión que me lleva a ti, como si rompieran un espejo y todo se llenara de malos augurios... Aquel señor de pellejo pegado al esqueleto y de olor conectado a mi recuerdo más adolescente, sugirió algo de una doctora en Madrid, minutos después nos lo aclaró en su despacho... sólo 21 horas después sería la gran cita... ¿Mañana? ¿ Y hoy?
¿Cómo es posible levantarse una mañana con tanta ilusión y ver cómo se te escapa por cada poro de las dos pieles en cuestión de minutos? ¿Cómo?
De allí para allá estuvimos todo el día, intentando que no nos pareciera mentira tan sólo contarlo... el shock cortaba nuestros cuerpos y fingir falsas esperanzas nos transmitía optimismos.
Aquella noche viajando hacia Madrid teníamos pringoso el sopor en las nucas y entramos en un estado surrealista que fue desapareciendo a medida que conectábamos contigo mi vida, vida... itzá jara.
Andábamos en círculo, pensábamos en círculo y sentíamos en círculo... bus, metro, metro, caminata... tooodo en circulo pero cada vez más cerca... desalojo de excrementos, aseo, desidia... cada vez más cerca del orígen, en una espiral hacia dentro... hacia tí.
El desayuno alimentó nuestras fuerzas, así no pudo penetrar de nuevo la desidia en la última espera. Instantes después y paseítos después conocimos a Teresa Álvarez, esa señora de tipo conocido que rompió las barreras con el frío hospital. Hizo de la exploración caricia y del diagnóstico café solo con hielo. Me ofreció agua, no le importó que pudiera desfallecer dormida en aquella camilla tras el duro viaje y el par de horas de sueño no reparador, y me dijo que hablaríamos, me lo dijo muchas veces, "hablaríamos".
Y hablamos.
Hablamos con franqueza, con sentimiento y empatía. No era House, era mujer, mujer inteligente de ojos piadosos, con una discreción detrás de las orejas que no le permitía alejarse demasiado de nuestro lenguaje ni de nuestros corazones. Cardióloga. En ese mundo de científicos locos, de élites médicas y prestigios encontardos en desgracias humanas... ayí estaba Teresa, Tere en casa, que no apartó su mirada de nuestros ojos ni de nuestra incomprensión. No nos apartamos ni mantuvo distancias, era tan distinta a los demás que no parecía que perteneciese a ese entorno aséptico. Muchas, muchas espranzas que pasaban por hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, agresiones a tu pequeño cuerpecito... pero vivirías... ella, Tere, intervendría cuando la naturaleza no pudiera... y aún me debato en el conflicto si será mejor el remedio o la enfermedad...
Tu padre le lanzó un beso al marchar.
Todo cambió, sonreíamos sin darnos cuenta, enseguida cogimos el bus d vuelta a casa, otras cinco horas, y hasta dormimos a pesar del calor... debió de ser de nuevo la esperanza la que habitó en nuestro regazo...
Lucharíamos, lucharíamos...
lucharíamos y mucho...
hasta conocerte, verte esa carita relinda...
pequeña itzá jara...
Tras la alegría vino el shock, la desesperanza, la incertidumbre y el sentimiento extraño de no habitar este cuerpo...
Fue duro entrar en contacto con la gran máquina productora de sanaciones rápidas, concisas, urbanas... El paso por el maltrato a mi útero tuvo consecuencias imprevistas, recuerdo aquella habitación llena de gente, aquellas batas blancas a la búsqueda de la patología desconocida, recuerdo aquella infeliz negándome la imagen de tu cuerpecito, el olor de la tensión entre ellos... distinta, bastante distinta...
En ese momento, tu padre y yo pensamos que serías distinta pero feliz, luchadora y requetelinda, que aquello no variaría para nada nuestros deseos de verte nacer como queríamos...
Lo peor vino después. Un dibujo de tu corazoncito reveló la gravedad del asunto y el hachazo profundo a la ilusión que me lleva a ti, como si rompieran un espejo y todo se llenara de malos augurios... Aquel señor de pellejo pegado al esqueleto y de olor conectado a mi recuerdo más adolescente, sugirió algo de una doctora en Madrid, minutos después nos lo aclaró en su despacho... sólo 21 horas después sería la gran cita... ¿Mañana? ¿ Y hoy?
¿Cómo es posible levantarse una mañana con tanta ilusión y ver cómo se te escapa por cada poro de las dos pieles en cuestión de minutos? ¿Cómo?
De allí para allá estuvimos todo el día, intentando que no nos pareciera mentira tan sólo contarlo... el shock cortaba nuestros cuerpos y fingir falsas esperanzas nos transmitía optimismos.
Aquella noche viajando hacia Madrid teníamos pringoso el sopor en las nucas y entramos en un estado surrealista que fue desapareciendo a medida que conectábamos contigo mi vida, vida... itzá jara.
Andábamos en círculo, pensábamos en círculo y sentíamos en círculo... bus, metro, metro, caminata... tooodo en circulo pero cada vez más cerca... desalojo de excrementos, aseo, desidia... cada vez más cerca del orígen, en una espiral hacia dentro... hacia tí.
El desayuno alimentó nuestras fuerzas, así no pudo penetrar de nuevo la desidia en la última espera. Instantes después y paseítos después conocimos a Teresa Álvarez, esa señora de tipo conocido que rompió las barreras con el frío hospital. Hizo de la exploración caricia y del diagnóstico café solo con hielo. Me ofreció agua, no le importó que pudiera desfallecer dormida en aquella camilla tras el duro viaje y el par de horas de sueño no reparador, y me dijo que hablaríamos, me lo dijo muchas veces, "hablaríamos".
Y hablamos.
Hablamos con franqueza, con sentimiento y empatía. No era House, era mujer, mujer inteligente de ojos piadosos, con una discreción detrás de las orejas que no le permitía alejarse demasiado de nuestro lenguaje ni de nuestros corazones. Cardióloga. En ese mundo de científicos locos, de élites médicas y prestigios encontardos en desgracias humanas... ayí estaba Teresa, Tere en casa, que no apartó su mirada de nuestros ojos ni de nuestra incomprensión. No nos apartamos ni mantuvo distancias, era tan distinta a los demás que no parecía que perteneciese a ese entorno aséptico. Muchas, muchas espranzas que pasaban por hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, agresiones a tu pequeño cuerpecito... pero vivirías... ella, Tere, intervendría cuando la naturaleza no pudiera... y aún me debato en el conflicto si será mejor el remedio o la enfermedad...
Tu padre le lanzó un beso al marchar.
Todo cambió, sonreíamos sin darnos cuenta, enseguida cogimos el bus d vuelta a casa, otras cinco horas, y hasta dormimos a pesar del calor... debió de ser de nuevo la esperanza la que habitó en nuestro regazo...
Lucharíamos, lucharíamos...
lucharíamos y mucho...
hasta conocerte, verte esa carita relinda...
pequeña itzá jara...
miércoles, 1 de abril de 2009
gestando vida gestando libertad
Este espacio que proporciona la red será la vía de expresión que el proceso de mi embarazo y parto produce en mí, será una unión con tod@ aquel que se acerque a la forma de vivir este proceso, compartirlo y soñarlo como yo lo hago. Invito a tod@s mis amig@s a que participen con sus comentarios y reflexiones en aquellos temas que llevaré a foro, porque también me importa lo que pensáis y sentís... porque la criatura también se criará entre vosotr@s
Compartamos pues esta vida...
Compartamos pues esta vida...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)