Nuestro embarazo de Itzá Jara
Expresión del proceso de mi embarazo y parto produce en mí. Unión con tod@ aquel que se acerque a la forma de vivir este proceso, compartirlo y soñarlo. Invito a que participen con sus comentarios y reflexiones, porque también me importa lo que pensáis y sentís... la criatura se criará entre vosotr@s.
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miércoles 1 de abril de 2009
ResponderEliminarla primera vez que le vimos
Vaya, vaya experiencia... Qué diferencia de sentirle a verle por primera vez!!! aquí os adjunto su carita para aquell@s que deseen imaginarse cómo será nuestra criatura, aunque mejor sería tenerla en brazos, eh!? Todo a su tiempo familia...
gracias, gracias...
ResponderEliminar27/04/09 13:07
Gracias a mi compañero por ser la fuente principal de fuerzas en este momento
Gracias por el sudor de sus manos contra las mías en todas las exploraciones
Gracias a sus ojos por transmitirme la levedad e ingravidez de la vida
Gracias por su sonrisa y sus lagrimas sinceras
Gracias por todas las caricias mezcladas con excrementos de ron y miel
Gracias por lanzar ese beso
Gracias por recordarnos amar el aquí y el ahora
Gracias por acompañarnos,
protegernos,
sonreirnos,
mimarnos,
animarnos,
gracias..
Y así fue
ResponderEliminar24/05/09 16:39
Pues bien, hoy me gustaría terminar esta historia. Esta bonita historia que empezó un domingo bailando samba y acabó un día cualquiera también bailando... Y es que yo siempre pensé que la vida y la muerte se originaban en espacios danzantes... Sí, sí... Hay que bailarle al ciclo, hay que celebrar que formamos parte de la Naturaleza y que estamos en sus manos... Al contrario de lo que piensa el ser humano, que ha concebido siempre el mundo desde su punto de vista tan antrpocéntrico, ¡¡¡ como si el origen de la vida terrestre hubiera sido creación humana!!!
En fín, hoy los llantos ya no me valen, hoy quiero explicar cómo quise a esa criatura que estaba dentro de mí, cómo la soñaba sonriendo... mirándome a los ojos... balbuceando palabritas...
Hoy quiero decir que mi niña tenía la sonrisa de todos los niños, los andares torpes de cualquier criatura dando sus primeros pasos... y los ojos de todos los colores. Porque mi niña, era mucho más que una vida, que una criatura humana, era la gestante ilusión de libertad y la referencia de mis derramamientos de deseo y ternura.
Hoy, echo de menos tanto esa referencia...
Hoy, no puedo derramarme en deseo...
Hoy, todo mi deseo debe ser reprimido, ahora debo vivir con este bloqueo de nuevo. Otra vez con las malditas contenciones, todas esas presas que cortan mis flujos y me hacen posicionarme al borde del abismo...
Y aprender a vivir con los recuerdos de aquel encarcelamiento médico, aceptado, resignado... Vivir pensando, soñando, dudando, emocionando y sintiendo aquel parto... Aquellas horas de extrema contradicción, donde la alegría que se emana de cualquier nacimiento tenía el maldito olor espeluznante de la muerte...
La muerte naciendo...
Y la verdad es que cada noche tengo pesadillas que tratan de partos. Aquello que debiera cambiar la vida de cualquier mujer, a mí, me llevó al delirio. Mis tetas se llenaron de nada, mis entrañas estructuradas de puro amor quedáronse tan vacías como un corazón sin sangre que bombear.
Así estaba el corazoncito de mi niña...
Así se apagó, en el mejor sitio en el que se podría hacer, en el útero de su madre...
Y así fue que ella no sufrió, así fue que mi niña no conoció otra realidad sino el puro amor de las paredes de mi útero.
Y allí se desvaneció, en la calidez extremamente íntima del abrazo materno, sumergida en el amor líquido de mi cuerpo.